Más allá del resultado, hay que recordar que al principio del año, sin Nalbandian ni Del Potro, las aspiraciones eran tratar de hacer un buen papel contra Suecia y esperar un rival accesible para el repechaje. Partiendo desde esa base, haber llegado a semifinales, con chances reales de pasar a la final, el balance es más que positivo.
El sabor más agrio del fin de semana quedó con la actuación del as de espadas argentino, David Nalbandian, quien no pudo imponer su chapa copera frente a Gaël Monfils. Pero más aún con las declaraciones posteriores, con las que dejó en evidencia al capitán Modesto "Tito" Vázquez, al decir que prefería ser el singlista número uno y no el segundo, como finalmente sucedió, situación que lo expuso a un duelo contra el “showman” francés, en el primer día de competencia.
Estas cosas son las que se deben corregir a futuro. Ya se vio después de la final perdida contra España y ahora nuevamente sucedió lo mismo. Si se quiere ganar la Davis, las cosas tienen que estar claras desde el principio, tanto entre capitán-jugadores, y también entre los mismos tenistas. Argentina tiene material de sobra para lograr la ansiada Ensaladera. Después de muchos años, se encontró una pareja de buen nivel en el dobles, y teniendo a Nalbandian y Del Potro al cien por ciento, se puede vencer a cualquier rival en cualquier superficie.
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